ASÍ FUERON LAS COSAS HASTA QUE AQUEL LUGAR SE CONVIRTIÓ EN UN CAMPO DE BATALLA QUE DURABA HASTA QUE A LO LEJOS SE ESCUCHABA EL SONIDO DE LA CAMPANA. ENTONCES, COMO POR OBRA DE MAGIA Y ANTE LA MIRADA ATÓNITA DEL MAESTRO SUS ENEMIGOS DEPONÍAN LAS ARMAS, Y HUÍAN EN DESBANDADA. EL POBRE MAESTRO RECOGÍA SUS OBJETIVOS, SUS NÚMEROS ROJOS, SE TERCIABA SU MORRAL AL HOMBRO Y SALÍA CASI ARRASTRÁNDOSE DEBIDO AL PESO DEL BULTO, CABIZBAJO, TRISTE Y SOLITARIO.
UN DÍA EL MAESTRO PERDIÓ EL CAMINO Y DE TANTO Y TANTO ANDAR LLEGÓ A UN LUGAR HERMOSO. EN LA PUERTA HABÍA UN LETRERO QUE DECÍA: “ERES BIENVENIDO A CONSTRUIR TU APRENDIZAJE”. ABRIÓ LA PUERTA INTRIGADO Y SE ENCONTRÓ CON UN GRUPO DE PERSONAS MUY FELICES. TODOS SONREÍAN SE ABRAZABAN, DISCUTÍAN, CAMINABAN, SE BESABAN Y APRENDÍAN. EL QUISO SER PARTE DE ESE GRUPO. AL ENTRAR SE LE PIDIÓ QUE DEJARA EL MORRAL, SE QUITARA EL TRAJE DE MAESTRO Y SE COLOCARA UN HERMOSO, PERO SENCILLO TRAJE DE SER HUMANO (TODOS TENÍAN EL MISMO TRAJE).
EN UN ESCRITORIO, EL MAESTRO VESTIDO DE SER HUMANO, VIO UN MORRAL PARECIDO AL SUYO, PERO ÉSTE ESTABA ABIERTO DE PAR EN PAR Y CADA UNO SACABA DE ÉL LO QUE QUERÍA: UNO, DOS, TRES OBJETIVOS Y SALÍAN ALEGRES A CONSTRUIR. EL TAMBIÉN SACÓ ALGUNOS Y SE DIVIRTIÓ TANTO, TANTO QUE DESEO QUE NUNCA SONARA LA CAMPANA.
AL DÍA SIGUIENTE, CON SU TRAJE DE SER HUMANO SE FUE A SU SALÓN DE CLASES, PUSO SU PESADO MORRAL SOBRE EL ESCRITORIO, LO ABRIÓ DE PAR EN PAR E INVITÓ A SUS “ENEMIGOS” A QUE TOMARAN DE ÉL LO QUE QUISIERAN. ENTONCES ELLOS CORRIERON A APROPIARSE NO DE UNO, NI DE DOS SINO DE TRES, DIEZ, CIEN HASTA EL INFINITO DE OBJETIVOS. TOMARON TODO LO QUE NECESITABAN Y CADA UNO SE CONSTRUYÓ CON ELLOS UN TRAJE DE SER HUMANO Y DESDE ENTONCES SE EMPEZARON A ENTENDER. EL MAESTRO (AHORA SER HUMANO) VOLVIÓ A SONREÍR Y ES FELIZ PORQUE TIENE MUCHOS AMIGOS, Y LO MEJOR DE TODO FUE QUE SE QUITÓ UNA CARGA DE LOS HOMBROS.
