miércoles, 11 de mayo de 2011

SIR CHARLES CHAPLIN .

Está por encima de cualquier elogio porque es el más grande. ¿Que otra cosa decir?. Es, en cualquier caso, el único cineasta que puede soportar sin ningún malentendido el calificativo tan equívoco de “humano”.Desde la invención del plano secuencia en “The Champion” hasta la del cinema-verité en el discurso final de “El Gran Dictador”, Charles Spencer Chaplin, aún permaneciendo al margen del cine, ha llenado en definitiva, este margen con más cosas (¿qué otras palabras se pueden emplear: ideas, gags, inteligencia, humor, belleza, gestos...?) que todos los cineastas reunidos.....Se dice hoy Chaplin como se dice Vinci, o mejor, Charlot como Leonardo. ¿Y que homenaje más bello se puede tributar a un artista de cine, en pleno siglo XX, que citar estas palabras de Rossellini después de ver “A King in New York”: “es la película de un hombre libre”.



Actor director, guionista y músico de origen británico (Londres, 1889-Corsier-sur-Vevey, Suiza, 1977).
Charles Spencer Chaplin nació en Londres en 1889. Su padre, Charles Chaplin, era un actor de origen judío, un virtuoso del violonchelo, alcohólico, abandonó a sus hijos y murió muy joven. Su madre, Hannah cantante y bailarina, era una actriz de poca monta, alcohólica, se hizo cargo de los dos hijos, Sydney y Chaplin. Charles sustituyó a su madre en el teatro un día en que esta se puso afónica. Con la misma canción que cantaba su madre, a los cinco años, Charles tuvo un éxito memorable. Desde ese día actuó Charles y dejó de actuar su madre (Taylor, 1993. Esto le permitió en pocos años hacerse con una gran capacidad interpretativa para la comedia y la mímica. Cuando la madre se volvió loca y fue el propio Chaplin quien condujo a su madre a un manicomio. Los hermanos Chaplin pasaron temporadas entre orfelinatos y otras instituciones de caridad. Al morir su madre, Sydney, su hermano mayor y él vivieron de la caridad pública y de trabajos ocasionales en las calles y en el teatro. Su vida fue de extrema pobreza. El niño se ganaba la vida cantando y haciendo mímica por las calles de Londres A partir de los 12 años Charles trabajó en varias compañías teatrales.
Autor completo, puede que el primero en la cronología cinematográfica, en todo el sentido de la palabra (él mismo escribió la música de sus películas sonoras), Charles Spencer Chaplin encarnó el cine para millones de personas durante varias generaciones, proyectándose en la personalidad de Charlot.
En esa figura se funden otras muchas: (Fernández-Santos 1997) la del judío errante, la del pícaro enamoradizo, la del bandido generoso, la del apátrida 'sentimental, la del golfo enamorado, la del mendigo dandy, la del artista de la supervivencia, la del exiliado perpetuo y otras cristalizaciones de la metáfora bíblica de la sal de la tierra, es decir: la revulsiva, irresistible y confortadora gracia de esa casta de individuos que, expulsados de la colectividad porque no saben ceder a ésta un milímetro del territorio de su independencia, convierten su soledad en su pueblo’.
El mismo Chaplin dió a su personaje del vagabundo, que le acompañó desde sus primeros tiempos hasta la película Tiempos Modernos (Modern Times, 1940), el vestuario y maquillaje que lo identifica. Estaba formado de prendas de vestir prestadas o apropiadas de otros actores. Las botas de Sterling, tan grandes que para llevarlas se las tenía que colocar en el pie que no correspondía, los grandes pantalones del gordísimo Fatty Arbuckle, el sombrero hongo del suegro de Arbuckle, que tenía la cabeza muy pequeña, una estrecha chaqueta de Charles Avery, y el bastón que hacía tiempo el mismo Chaplin manejaba con soltura. Acompañados del bigotito cortado bajo la nariz, el personaje se hizo característico y fue desarrollado y perfeccionado a lo largo de los 22 años siguientes.El genio de Chaplin hay que buscarlo primero en su oficio original: la pantomima, que enriqueció y refinó casi excesivamente, y después dominó (cf. su doble papel en El gran dictador). A distancia, ella entra en sus películas mudas en composiciones a veces conflictivas con su sentido del espacio todavía demasiado estrecho, pero pronto más sutil que el de Mack Sennett (relación entre los gestos de personajes diferentes, elección de ángulos, cambios de escala). Después la filosofía de Charlot, vagabundo famélico, a menudo víctima, a menudo sentimental pero en ningún caso simple, y ligeramente sádico en ciertos momentos, ha sido indebidamente elevada al rango de un humanismo universal (lo que no significa, en absoluto, que la reflexión sobre la condición humana esté ausente). Sus límites están indicados por el famoso gag de Tiempos modernos en donde el "hombrecillo" se encuentra a la cabeza de una manifestación... porque agita el trapo rojo de una interrupción de tráfico. Hoy, tras un eclipse debido a la política malthusiana del mismo Chaplin en cuanto a una nueva aparición de sus películas, al redescubrimiento de Buster Keaton, a la debilidad de los comentarios vacíos que añadió a algunas de sus obras (sobre todo La quimera del oro) y a la cursilería intrínseca de Candilejas, la reedición integral de los largometrajes nos ha recordado la verdadera grandeza, no exenta de amargura pero a menudo dotada de hermosa generosidad, que sigue siendo la de Chaplin.




DELIA DUCREAUX